Todo en un viaje por tren va razoblemente bien hasta que Toshio, el fotógrafo japonés, desaparece. Su paradero es un misterio: ¿desertó fastidiado, se distrajo y no subió de nuevo tras algu parada, se perdió en el bosque y ha muerto? En torno a ello habrá especulaciones, fantasías, teorías de toda índole, sobre todo cuando se descubre u carpeta suya, donde ilustra fantasías erótico-culirias: cada u tiene como centro un cuerpo femenino desnudo. Ese proyecto, además de suculento para los sentidos, bien explotado podría serlo también para los bolsillos. Si su autor está quizá en el fondo de un lago helado o en el estómago de un oso, ¿por qué no apropiárselo? El viaje no es cualquier cosa: va de un extremo a otro de Cadá y ofrece u muestra selecta de la coci de esas latitudes a gourmets, fotógrafos, periodistas, chefs y otros persojes de diversa ciolidad cuya especialidad profesiol tiene que ver con la bue mesa... y por lo visto, con otras clases de apetitos. Esta novela los despertará también en el lector.