Por los efectos de las sociedades informáticas, globalizadas, digitalizadas y la cultura audiovisual, parece que las materias humanísticas y filosóficas sufren rezago o abandono. Nadie escapa a su tiempo, los niños y jóvenes actuales se mueven como peces en el agua en el mundo de la tecnología, ´nacen niños digitales´, ante la mirada con frecuencia horrorizada de adultos que no dejan de añorar tiempos pasados.áTodos los avances científicos y tecnológicos son obra humana y ninguna obra humana tiene vida ni voluntad propia; por consiguiente, sería erróneo culpar a esos avances de las situaciones difíciles, violentas y en ocasiones ´deshumanizadas´ por las que atraviesan la mayoría de las sociedades de la ´aldea global´: No obstante, es preciso ubicar la problemática en su justa dimensión, atendiendo sus causas para contrarrestar sus efectos.áEn este contexto, la ética cobra especial relevancia, pues constituye una poderosa herramienta para contrarrestar los nocivos efectos de nuestro mundo. Muchas escuelas han establecido programas de ´formación en valores´ con la esperanza de que las futuras generaciones sepan tomar decisiones correctas con base en una buena formación moral.áSi la moralidad se vive de manera espontánea, la ética implica reflexión. De ahí que como materia filosófica, tenga la doble dimensión de analizar, formular críticas, advertencias e incluso recomendaciones sobre las normas y valores morales de un grupo determinado, y además inducir en el individuo la tarea de moldear su propio ser.áEste libro conduce al lector a reflexionar sobre lo anterior, basado en inquietudes, problemas y situaciones reales. La forma sencilla y familiar de abordar los temas guiará al lector a ubicar su papel en la sociedad, enmarcado en la multiplicidad de relaciones familiares, de amistad y comunitarias. En suma, el objetivo fundamental del libro es borrar falsas ideas y prejuicios sobre la ética y que se reconozca su papel histórico como factor de cambio social e individual.
