Una vertiginosa estancia en San Antonio Texas, poco después del terremoto que cimbró a la ciudad de México en 1985, produce este Pequeño Karma, cuyo tono y temática cambian minuto a minuto. A cada instante este libro nos ataja y nos fascina con pequeños hechos. El lector, animado al principio por una curiosidad vagamente irritada, sólo detenido por el gran talento y la presencia del escritor, cuando cierra el libro se descubre abandonado, se ve confrontado con todas las inquietudes metafísicas. Nos encontramos solos ante este texto, dejados en el máximo desconcierto frente a un espejo sin piedad. Lo propio de los grandes textos místicos es atrapar así a sus lectores.