CHARLES EDOUARD (LE CORBUSIER) JEANNERET
Promediando la cuarta década del siglo, en las postrimerías de la gran conflagración europea, Le Corbusier redacta, prologa y edita seguidamente, esta ´brochure´ a manera de respuesta a las cuestiones que sus interlocutores le formulan, respecto de la arquitectura y el urbanismo en los albores de la segunda era maquinista, espíritu y palpitación de una época, también de una nación, incluso de una civilización. Simplemente enunciada, he aquí una parte de lo que implica el fenómeno de aquella eclosión: habitar, trabajar, cultivar el cuerpo y el espíritu, universalidad de las corrientes espirituales, tecnicismo: materiales, métodos, medíos, biología de la construcción, universalidad de las técnicas, psicología: revelación de la invención, esplendor y angustia de la creación, estar en armonía con los signos de los tiempos. El arte, ´museo de crecimiento ilimitado´, móvil psíquico que surge del fondo de la conciencia, una especie de gracia calificada. A partir de Hacia una arquitectura, prosiguiendo con Los tres establecimientos humanos, insistiendo más adelante con La casa del hombre, Le Corbusier con A propósito del urbanismo, reitera con expre?siones de Manifiesto, su decir, moldeado en formas de un realismo-poético característico, reclama la revolución urbanística ´que será la única que instaurará las condiciones de una revolución del arte del alojamiento´, que, a su vez, reclamara el poeta Paul Claudel. En los años treinta Le Corbusier propone el ´Estatuto del terreno´, un código de la ocupación lícita del terreno, quizá una carta en la que se fundara el principio de aquella revolución. Le Corbusier ya no está, pero queda su obra premonitora ingente de arquitecto y escritor tratadista Maestro.