ABURTO

ABURTO

TESTIMONIOS DESDE ALMOLOYA, EL INFIERNO DE HIELO

$ 239.00
Pesos mexicanos (MXN)
AGOTADO. Informes: Llame o Escribanos
Editorial:
GRIJALBO
Año de edición:
Materia
Ciencia política
ISBN:
978-607-31-5163-4
$ 239.00
Pesos mexicanos (MXN)
AGOTADO. Informes: Llame o Escribanos

"Huye, José, huye, José, ven, pacá, cuidao con la culebra#" La canción opaca los gritos desenfrenados de la multitud cuando se escuchan los disparos que marcan un antes y un después en la historia contemporánea de México. Mario Aburto es detenido en Tijuana, lo acusan de asesinar a Luis Donaldo Colosio mientras la incertidumbre se apodera del país. ¿Era el mismo hombre el que aprehendieron en Lomas Taurinas y el que presentaron en Almoloya? ¿Era Mario el asesino? Para sus familiares y amigos la interrogante es más profunda y aún les duele: ¿cuál es el verdadero Mario? ¿El que la PGR catalogó como un enfermo psiquiátrico o el hombre aniñado que conocieron antes? A contracorriente de los complots fantasiosos, este libro descubre a un Mario Aburto inédito, pero va mucho más allá, pues ofrece ángulos del caso Colosio que se han pasado por alto durante más de dos décadas.

La historia se cuenta por medio de cartas y llamadas hechas desde la prisión, de expedientes judiciales y de entrevistas a personajes clave. Todavía hoy, varios han pedido anonimato por miedo a ser asesinados, como ocurrió con miembros del equipo de seguridad e investigadores. Al mismo tiempo, Aburto destaca por su retrato de la injusticia vista a través de los ojos de los habitantes de un barrio marginado donde quedó enterrado bajo un monumento el espejismo de un México que supuestamente iba a cambiar.

Esta obra confirma que la desgarradura del 23 de marzo de 1994 no pierde vigencia, incluso para aquellos que defienden la versión del asesino solitario como incontestable, en la medida en que desenmascara la falsedad de un aparato estatal que persigue, tortura, asesina, y garantiza la impunidad de un "grupo de gentes corruptas que andan por ahí nada más chupando sangre como los vampiros", como le escribió alguna vez Mario Aburto a su padre.