Cerca de medianoche, Mari se toma un café en un restaurante. En una habitación, Eri se ha sumido en una dulce inconsciencia; el televisor cobra vida y empieza a distinguirse en la pantalla una imagen turbadora. Lo más inquietante: el televisor no está enchufado...
Desde una distancia variable, como una camara versatil, Murakami recorre escenarios habitados por personajes solitarios, reproduce encuentros accidentales que mas parecen desencuentros y capta una amenazadora pero difusa sencaion de peligro que todo lo impregna.