´Para un poeta, antólogar la obra propia es, de algún modo, elegir entre todo lo que ha escrito, no sólo los poemas que mejor lo representan en su estilo, sus temas, sus búsquedas y logros, sino también aquellos que mejor lo nombran o lo siguen nombrando desde ese mundo inmóvil enjaulado en la nostalgia.áDesde su primer libro, que me tocó editar, hace catorce años, Jair Cortés mostraba, en esas páginas inaugurales, que no elegía ser poeta, sino que seguía un dictado misterioso que se presenta, irrenunciable, cuando nos es imposible ignorar el presente perpetuo de la infancia.´á