Hacer de canguro puede resultar mucho más peligroso de lo previsto, como descubre Kiki cuando, encargada de cuidar al hijo del nuevo fiscal del distrito, tiene que enfrentarse a dos malhechores dispuestos a todo para apoderarse de un testamento de millones de dólares. Pero, por suerte, Kiki cuenta con la inapreciable ayuda de su querido Calabaza, un decidido gato pelirrojo dotado de un desarrolladísimo instinto investigador y de una intuición prodigiosa. Así, ajenos al peligro, los dos se ponen manos a la obra para resolver el asunto. Y... ¿qué posibilidades creéis que tienen dos simples ladrones frente a una pareja tan fantástica como ésta?