Laura no se conformaba con nada; todos los juguetes que tenía terminaban aburriéndola y siempre quería algo más. Una comba, un globo, un patinete, dos elefantes del zoo... Un día Laura descubre algo que aún no tiene, ¡la luna! Así que estira su mano, y cuando la tiene agarrada, la luna se la lleva lejos, muy lejos...