Vivimos en un universo de polaridades en constante cambio y movimiento. Un lugar tan vasto que para muchos nos es difícil creer que ocupemos un sitio de importancia en él, encerrados en nuestro entorno y sociedad, enclaustrados en este pequeño mundo; sin embargo, este lugar, es mero reflejo de lo que sucede allá afuera.áNo somos más que un fractal del cosmos: polvo de estrellas, que al igual que éstas, nacemos, crecemos, brillamos a nuestro máximo esplendor y por último, nos vamos apagando, a veces en increíbles catástrofes.áEsta es una historia que como muchas, reflejan este fractal de la vida. Quizá fue la misma intención de Platón al relatarnos el paraíso perdido de Atlántida en sus diálogos Timeo y Critias. Una historia de advertencia, pero a la vez profundamente humana, que parece tomar especial relevancia en tiempos modernos, pues pocas veces en la historia hemos tenido tal paralelismo con los míticos atlantes.áNos hemos convertido en una raza de semidioses gracias a nuestra ciencia y conocimientos, pero a la vez cada día es más y más notoria la corrupción en los seres humanos. ¿Podría ser, que al igual que con los atlantes los dioses nos terminen castigando por nuestros pecados?