Joan Didion, una de las más emblemáticas escritoras norteamericanas, explora una experiencia intensamente personal y, no obstante, universal: el retrato de un matrimonio que impresionará a cualquiera que haya amado a un marido, a una mujer o a un hijo. Cerca de la Navidad de 2003, Quintana, única hija de John Gregory Dunne y Joan Didion, cayó enferma; en un principio parecía una gripe, pero rápidamente evolucionó a neumonía y acabó en un choque séptico. Permaneció semanas en coma inducido y con respiración asistida. Días después, víspera de Nochebuena, los Dunne se disponían a cenar cuando John sufrió un infarto mortal. En segundos la relación íntima y simbiótica de estos dos escritores a lo largo de cuarenta años, acabó. Cuatro semanas después su hija superó el coma pero a los dos meses, al llegar al aeropuerto de Los Angeles, cayó desplomada a causa de una hemorragia cerebral masiva y fue sometida a una intervención de neurocirugía en el Centro Médico de la Universidad de California.