El poeta Luis García Montero, responsable de esta antología, estudia en un minucioso prólogo la evolución de la obra lorquiana, empeñada en una lectura modernizadora de la estirpe romántica. A través del simbolismo, la elaboración de la poesía popular, el surrealismo y el diálogo con las formas clásicas, García Lorca impone su personalidad en uno de los momentos más brillantes de la lírica española y europea.