La presente obra constituye una herramienta práctica fundamental para el abogado litigante, juzgadores, magistrados, ministerios públicos, estudiosos del derecho y para todos aquellos que forman parte de la aplicación y administración de justicia en nuestro país, quienes como guerreros de la ley deben utilizar, en el ir y venir de la vida jurídica, el conocimiento sustancial de las pruebas que constituyen la lanza de la justicia en todo proceso legal. En el caso de la disciplina jurídica penal es de vital importancia conocer las diversas pruebas que nuestro orden jurídico ofrece para no negarles facultades probatorias a ninguna de ellas, y saber diferenciar los orígenes de su sentido probatorio, así como rescatar y reconocer el valor de aquellas que son importantes por ser técnicas como la prueba circunstancial, la cual a juicio del autor constituye por excelencia la reine las pruebas, además de tener el conocimiento claro para distinguir si es lo mismo prueba que medio de prueba, entre muchos conceptos. ¿Es posible resolver, dictar sentencias a través de pruebas artificiales? ¿Puede el Ministerio Público integrar una averiguación previa y consignar sin pruebas directas? ¿Puedo como abogado denunciar algún delito, teniendo como pruebas sólo elementos circunstanciales? ¿Es legal que el juzgador se valga de elementos presuncionales para absolver? Estos son algunos de los cuestionamientos que se estudian con detenimiento en la presente obra y que reviste la importancia de su conocimiento para llegar a la verdad material de los hechos. La responsabilidad y solución para resolver un problema jurídico que verse sobre la libertad deambulatoria, el patrimonio, la libertad sexual, la administración de justicia, la familia, etc., quizá hasta el posible resarcimiento de un daño penalmente hablando, está en nuestras manos a través del conocimiento sobre la materia probatoria. Al consultar esta obra, el lector enriquecerá su acervo jurídico con soluciones jurídicas concretas a los casos planteados.