Hay acusaciones que nos marcan para siempre. Ainur es una mujer que intenta cambiar su destino: acaba de ganar un juicio tras una demanda laboral por acoso de parte de su jefe, pero aún así debe huir para salvarse. Encuentra refugio en un pueblo pequeño donde vivieron sus antepasados, en el que habitan seres tullidos con una refrescante visión del mundo. Ahí, comienza a investigar la historia de una comadrona acusada de bruja y asesinada en la hoguera en el siglo XVI, considerada como santa por algunos. Así descubre que su propia abuela fue acusada de brujería, y este hecho provoca que la superstición y el pasado inquisitorial de la gente despierte. El tranquilo refugio de Ainur pierde la aparente calma cuando recibe amenazas anónimas. Esto da pie a una enganchadora intriga que mezcla la novela histórica con las tramas policiacas, en una aguda y amena reflexión sobre todos aquellos que son diferentes y han sido acusados sin culpa. Cuando la gente se une para mandar a alguien a la hoguera, todo se pone de cabeza. En ocasiones, el fuego del odio alcanza a quienes lo encienden. Un rompecabezas magistralmente armado sobre la identidad y el doble, sobre la culpa y el deseo, sobre el monopolio de los médicos y la caza de brujas, donde nada es lo que parece, ni siquiera el amor, ni siquiera la muerte.
