Nadie imaginó (ni aún quienes fueron sus autores) hace 50 años, el portentoso avance de la ciencia y su impacto en la sociedad. Aún cuando inequitativa la distribución de sus resultados, el progreso de las ciencias hace preveer que en un futuro no lejano la Humanidad llegará a través de ella a un desarrollo más justo y bondadoso para todos los seres que habitan nuestro planeta. ¡Y esto no es utopía! Porque como escribía Aldous Huxley en la introducción de su premonitorio clásico de la literatura ´Un mundo feliz´, citando a Nicolás Berdaieff, en las postrimeras del siglo XIX ´gracias al progreso de las ciencias, todas las utopías son hoy en día realizables´. La comprensión de estructura del átomo, derivada de los conceptos elaborados a principios del siglo XX por gigantes como Niels Bohr, Max Planck, Erwin Schoedinger, Albert Einstein, Marie Curie entre otros, abrieron el enorme campo para el desarrollo de los radionúclidos o isótopos de uso diagnóstico y terapéutico hoy en día, a la par que a la fisión del átomo, en algunas oportunidades una caja de Pandora, para la producción de energía a los rayos X, de casi imperceptible uso cotidiano, a la resonancia nuclear magnética de macroorganismos y moléculas, a la cristalografía de rayos X, y a muchas otras técnicas y conocimientos que han enriquecido el acervo de la vida.