Esta novela se mantiene viva por la verosimilitud de sus escenas costumbristas y los personajes que las protagonizan: Juanito Quiñones y Mateo Cabezudo, partícipes de los vicios y virtudes nacionales.
Con un ácido sentido del humor, Rabasa criticó la voluntad inconsciente del pueblo (la bola) y defendió a ultranza de la figura de Porfirio Díaz para convertirse en profeta de la Revolución, que estalló casi 25 años después de la publicación de su libro.