Son muchos los que hoy en día creen que la felicidad no es posible. Como ésta, hay muchas historia de dolor, de sufrimiento, de búsqueda desesperada de felicidad, y probablemente, las historias de este tipo vayan en aumento a medida que el ser humano va perdiendo de vista los valores espirituales. Me da la impresión de que el ser humano se está programando la vida de tal manera que cada vez es más difícil la felicidad. Dentro de esta programación entran obviamente las complicaciones que trae nuestra vida social urbana. En estás páginas se presenta la experiencia personal de felicidad de un hombre, san Francisco de Asís, que, aunque parece ser el santo simpático, amigo y hermano de todos, no lo tuvo tan fácil en su vida. No queremos presentar fórmulas fáciles de felicidad, pues ésas las ofrece el mundo en formas variadas, sino una fórmula garantizada, duradera, auténtica, que, lejos de ser fruto de las situaciones de la vida, de la casualidad o de las conveniencias personales, sea fermento que haga posible la felicidad en todas ellas.
