Un gorrión en un campo nevado desierto, una tortuga que camina lentamente por el jardÃn, una estrella fugaz, una araña que lanza su primer hilo de plataÂ… No todos los caminos tienen nombre. Pero con orejas de murciélago o con orejas submarinas y con palabras de colibrÃ, podemos oÃr y cantar la poesÃa de las pequeñas cosas que nos rodean.áProsa poética, lenguaje directo y palabras sencillas para una voz melancólica que recuerda la infancia.áEs la voz de un adulto que anima a los niños a escuchar con orejas de caracola, a que abran los ojos y presten atención a los caminos sin nombre, caminos silenciosos, como una estrella fugaz que cae, como una araña que lanza su primer hilo de plata hacia la rama más alta, como una garza que traza una lÃnea en el cielo, en su vuelo hacia el norteÂ…