Unos perversos y soberanamente egoístas gorrinos que no temen ni a Dios ni al Diablo. Riley es un representante en estado puro de ese típico humos inglés de sal gruesa, extravagante, excéntrico y negro tupido que recuerda a Monty Python, al Tomá Sharpe de Wilt o al Douglas Adams de Guía del autoestopistas galácticoö