Relator y cronista insidioso, es autor de deslumbrantes páginas sobre la vida de la clase media. Escribió Cheever que la literatura es la salvación de los condenados, y fue la suya una vida atormentada: alcohólico, padre de familia, pero también un bisexual perseguido por sus deseos inconfesables. Acomplejado por no ser más que un escritor de revistas e implacable con sus relatos, Cheever vivió rodeado de los más legendarios escritores del siglo XX como Updike, Bellow, Carver o Capote, y míticos editores. Los últimos años de su vida estuvieron acompañados por el éxito profesional y el reconocimiento unánime.