la segunda nos explica y la tercera nos promete. El problema está en saber encontrar el espejo. No es fácil pero lo realmente peligroso es atreverse a mirarse en él. Un poco de distancia de uno mismo, ayudado por una sonrisa, facilitará las cosas. Es claro que cuando ésta guerra termine, me dedicaré a la caricatura. Los caricaturistas son los únicos seres de la sociedad moderna capaces de verse en un espejo y reírse. Ojalá aprendieran los políticos de ellos.