Pocos historiadores fueron capaces de burlar el cerco oficial e investigar y transmitir la verdadera historia de México, con imparcialidad y serenidad. Uno de ellos fue Carlos Alvear Acevedo, intelectual no oficial que, sin embargo, dejó su impronta en el campo de la historia, el periodismo y la educación, pues no sólo fue un intelectual, sino un intelectual católico con todo lo que ello significó, además en tiempos en que tal calificativo condenaba al ostracismo.