Nuestra época se ha saturado de discursos sobre la memoria: libros, coloquios, museos, leyes, son algunos de los modos en que la memoria ocupa el espacio público, poniendo de manifiesto la intensa voluntad memorísticaö de la sociedad actual. La saturación, no obstante, produce más confusión que claridad, genera más ruido que sentido y trivializa aquello de lo que se ocupa.áDe allí la radical importancia de esta obra de Manuel Cruz. Cómo hacer cosas con recuerdos establece una distinción entre los usos reivindicativos, la vocación puramente archivística y la manipulación política, por un lado, y las potencias que la memora tiene para producir futuro, por el otro.á