Es tanta la copia de especies que se halla en Vitruvio sin pertenecer directamente a la Arquitectura, que sus libros parecen menos a propósito para influir a los que desean aprenderla, que para persuadir que su Autor fue el más sabio de los Arquitectos, y que nadie mereció con las justicia la honra de servir a Julio César y Augusto, Príncipes los más grandes y magníficos de una edad en que todas las cosas llegaron a un alto grado de perfección.