La Consagración al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María puede ser hecha por cualquier niño con uso de razón, desde las más tiernas edades, con la ayuda de sus padres o encargados. Será el momento para que aprendan a conocer y amar a nuestra Madre Santísima y, de manera especial, para que aprendan a rezar el rosario. Aquellos niños todavía muy pequeños podrán rezar algunas Avemarías, que poco a poco irán aumentando hasta hacer las cincuenta. Aquellos de mayor edad ya estarán en disposición de rezar el rosario completo, como lo hacían los tres pastorcitos de Fátima. La consagración tiene tres pasos muy sencillos. Se inicia con el rezo del Santo Rosario (los más pequeños pueden rezar sólo algunas Avemarías que irían aumentando poco a poco). Se hará la meditación del día y se concluirá con la oración final.