Cuando un periodista de la capital llegó por primera vez hace diez años a ese pueblecito reconvertido en ciudad-dormitorio de la periferia que es Humanes y entró en el pequeño edificio cercano al Ayuntamiento con la enseña de Coque, se encontró con algo totalmente inesperado, desde la señora espigada, amable y sonriente que le daba la bienvenida hasta un comedor que, con sus cretonas de flores, era el de una posada clásica de la Francia profunda, no la del mesón clásico de esa avanzadilla manchega en Madrid a la que pertenece Humanes.áLa historia de Coque, de las familia Huertas y Sandoval, no es solo la de un negocio familiar de hostelería en uná lugar alejado de las grandes urbes y las grandes vías de comunicación, como tantos que, por fortuna, subsisten y prosperan en toda España. Es la historia con elementos propios y diferenciales, con componentes inhabituales de dedicación, de sacrificio, de ambición, de talento y de creatividad.á