He aquí la felicidad de la carrera, el gusto de un gesto sin sentido, que no produce nada, que no sirve de nada. Ni siquiera cuenta la meta. Ni siquiera el resultado. "No es más fuerte quien llega primero, sino aquel que goza haciendo lo que hace", dice Kilian Jornet. Gana el que más disfruta. Al fin y al cabo, no se puede perseguir una felicidad más grande. "Gaia de Pascale celebra toda la belleza y la humildad que emana de quien se lanza a la aventura de correr." La Stampa