Cuba tiene un récord mundial imbatible en términos de "joyas rodantes": en ningún otro país del mundo suenan y rugen por las calles tantos dinosaurios de la historia del automóvil. Toda la isla es una especie de Parque Jurásico para un tipo especial de dinosaurio: Chevrolets, Buicks, Chryslers, Fords, Plymouth o Studebakers pintados de color rosa caramelo, azul cielo, amarillo sol o verde chillón. La Habana es el punto de acceso a los autos clásicos.