Que el camino a la felicidad es difícil, es cierto, como también lo es la posibilidad que tenemos de luchar contra el mal en nuestra vida, de llegar a un acuerdo con el juez interior que bien equilibrado nos guía para liberarnos de toda culpa que nos esclaviza.áDios nos creó libres; libres para elegir, para vivir, para amar. Aprendamos a soltar las culpas inmerecidas e insanas, deshagámonos de una imagen dura de Dios que nos desalienta para lograr ser realmente libres y así pasar de la culpa a la paz y al amor.