El estudio de la historia permite apreciar cómo se suceden y se alternan unos periodos iluministas de prosperidad, dicha y bienestar, con otros periodos oscurantistas, sombríos y decadentes. Es por ello que Benedetto Croche, con la fina elocuencia que lo caracterizó en su oportunidad sostuvo que si la historia no es un idilio, es un género literario en el que predomina la dicha y la felicidad, tampoco es una tragedia, que es otro género literario en el que predomina el dolor y la tristeza, y en este orden de ideas concluyó que la historia es un drama, que es otro un género literario que participa de características que se dan tanto en el idilio como en la tragedia, drama en el cual todos somos protagonistas, culpables-inocentes, mixtos de bien y mal, y cuyo tema central ha sido, es y seguirá siendo el de la libertad.