Cuando Julian oye a Desari cantar en el escenario, toda su existencia da un vuelco irreversible. Por primera vez en siglos, este solitario cazador vuelve a sentir emociones, recupera la capacidad de ver el color, ha encontrado a su compañera eterna, sin la que los carpatianos como él pese a sus sobrenaturales poderes, están condenados a la oscuridad y a convertirse en vampiros. Pero su unión no será fácil: Desari y su familia de carpatianos errantes forman una unidad en la que las reglas son muy claras: no se admiten extraños. Son un grupo que ha sobrevivido desde tiempos remotos entre humanos, sin fiarse de nadie, combatiendo por su cuenta la amenaza de los no muertos. Julian, orgulloso y poderoso, está acostumbrado a hacer su voluntad, pero ahora es prisionero de una pasión irrefrenable, por la que está dispuesto a pelear e, incluso, a formar parte de una familia.
