La Desamortización fue el proceso a través del cual los bienes pertenecientes a las corporaciones civiles y eclesiásticas se transfirieron a los particulares a partir de la ley del 25 de junio de 1856. Fue hasta la aplicación de las leyes de Reforma cuando desapareció la propiedad corporativa y se establecieron las condiciones necesarias para la generalización de la propiedad individual. Esto ocurrió en los primeros años del siglo XX, cuando con la creación del Registro Público de la Propiedad se pudo por fin definir su carácter privado. En Desamortización y propiedad de las élites en el noreste mexicano se estudian las dos décadas iniciales de la aplicación de las leyes de Reforma, observando los efectos inmediatos de la desamortización en un contexto militar que involucró no sólo elementos políticos sino también económicos. Para ello se da cuenta de la enajenación de los bienes municipales de Monterrey, consistentes en tierras rústicas y urbanas, aguas y fincas, así como de la transferencia de la tierra comunal a los vecinos del pueblo de indios de Aramberri y la desamortización y posterior nacionalización de bienes pertenecientes a la diócesis del Obispado de Linares.