Pensar en el sueño americano visto desde su real dimensión, es pensar una locura. Porque todos lo quieren, y cuando lo tienen, ya no lo quieren. Ver desde la window el potencial que habita el sincretismo ramplón para evidenciar que lo que queremos no es el sueño americano, sino todo aquello que está más allá, y que incluso después del más allá, vale la pena ver. Juan, padre de John, no pierde la esperanza de que el espejismo del sueño americano acabe, y se revele ante el mundo entero la podredumbre que ha convertido a su hijo en un ´gringo prieto´. Y John, hijo de Juan, tendrá que aprender a vivir con esa hermosa putrefacción en la cabeza.áTodos debemos construir nuestra window. Para poder ver a través de ese hueco nuestros más perversos anhelos, aunque sea por un instante. Aunque sea por diez minutos, aunque sea después de muertos. Por lo pronto, habrá que leer la tesis de Roberto Corella: los sueños son efímeros, y el sueño americano no es la excepción.
