¡Buenos días!
¡Despierta!
Siente tu corazón palpitar. Siente la sangre correr por tus venas. Abre los ojos, mira hacia el cielo y dale gracias a Dios por esa fabulosa salud que hoy puedes disfrutar.
Dale gracias a Dios por esas fuertes piernas que te sostienen y por esos brazos, esas manos tan ágiles que tienes, por esa mente tan poderosa y tan hábil con la que has sido dotado. Dale gracias a Dios por toda esa salud que puedes disfrutar. Salud te deseo, porque lo demás depende de ti.
Quiero que repitas conmigo: ¡Qué precioso día! Lo viviré como si fuera el último de mi vida.
Carga este libro a dondequiera que vayas. Aléjate de lo negativo, aprende a repetir diez veces diarias: no le tengo miedo a nada ni a nadie. Con este libro pretendo que te conviertas en sinverg?enza y descarado, o sea, que pierdas la timidez.