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&ldquo,... ya sabí,a que la bruja de este cuento tení,a la voz ronca, el genio destemplado, la lengua barbitú,rica, el aroma mutante y la risa malé,vola. Y como es natural se llamaba Violetta.&rdquo,
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«,Los anglicismos enriquecen el bullente caldo verbal de Velasco para soltarnos la picaresca de la niñ,a bien Violetta (con dos tes: la segunda la crucifica), clase mediana que al darse cuenta de que sus honorables papis se quedan con la mitad del dinero de sus colectas para la Cruz Roja, decide robarlos y largarse a gastá,rselo en Nueva York: &ldquo,Por favor, Diosito santo, quiero ser puta de ciertopelo&rdquo,.»,
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«,Amarga como todos los grandes pí,caros de la literatura, Violetta es un personaje irritante y cautivador, que probablemente revolverá, las ví,sceras a má,s de un lector ... Con la creació,n de esta piruja globalizada y apá,trida, su creador ha cumplido el sueñ,o de todo buen novelista: condensar en un personaje el espí,ritu de una é,poca.»,