Para celebrar son estos relatos, donde lo de menos es la historia literal y lo más la totalidad secreta de la vida. La vida por encima y la vida profunda. La que incluye la muerte, el gozo, el instante y la eternidad. El tiempo que nos tima, la política que nos tima y la Ciudad de México como un arca de Noé sin paloma ni bendiciones. Y nosotros en medio de nuestra modernidad periférica o simbólica, cual Quijote paseando por Florencia, de Génova a Niza y de Niza a Amsterdam... de cara al Ángel de Reforma, entre la locura y la cordura, la realidad y el absurdo. Para cerrar con ese relato tan hermoso como perturbador titulado: «Un Pañuelo desechable para la eternidad», donde Ivo Quallenberg muestra con dominio el poder de la imaginación junto a la filosofía, el humor y la ironía, «Sucede que es en Marilyn Monroe donde el futuro se me hace trizas. El futuro es detestable. Y temible».