Luego de verse acomodado por lástima en un miserable cuarto de azotea, en medio de u crisis total de abandono y mala suerte, el ex-embajador Alberto Aragón deambula entre cantis, licorerías y encuentros fortuitos, alucintes. Manejando por las carreteras de tres países durante dos días, desde San Salvador, hundido por la decepción y el infortunio, ha llegado a la ciudad de México para cumplir su cita con u joven mexica cuarenta años menor que él. Busca así levantar los restos de su vida marcada por el alcoholismo,la vejez inminente y los y los fracasos políticos y aerosos. Sin embargo, días más tarde acudirá también a otra cita, con su muerte, y ésta -de un expatriado salvadoreño en desgracia, simpatizante y negociador de las fuerzas de izquierda de su país en diferentes etapas y episodios de la guerra civil de los años ochenta abre enigmas acuciosos en estas págis. Así parece en ellas el detective José Pindonga, un persoje carismático que acosado por sus propios demonios y urgencias, se traslada de San Salvador a la ciudad de México para investigar los altibajos y secretos de u vida que refleja los de u historia regiol: la política y sus traiciones, el amor y las suyas.