Lupe, Cachurrín y yo la pasábamos súper hasta que ocurrió aquel sueño. Desde ese día me pregunto: ¿Es posible que alguien nos traiga de cabeza? ¿Puede un sueño hacer que alguien que nos era indiferente hoy nos recontrachifle y nos fascine? Sí, todo es posible cuando nos emoramos...