Oponiéndose frontalmente a la benevolencia y a la equidad confucianas como fundamentos de gobierno, rechazando el amor universal moísta como pauta de comportamiento para los monarcas, naciendo con inspiración taoísta pero desarrollándose en una dirección diferente de la de un Lao Zi o de un Zhuang Zi e incorporando ideas propias de la Escuela de los Nombres, el pensamiento de Han Fei es una herramienta política que, en manos de un monarca que bien la usase, le llevaría a coronarse emperador absoluto de una China dividida entonces en numerosos Estados y principados en constante lucha y sumida en frecuentes revueltas sociales. El ideario de Han Fei Zi, modificando y aglutinando el de otros pensadores legistas anteriores a él (como Shen Buhai y Shang Jun), concede por primera vez en la historia de la filosofía china a la idea de LEY el papel decisivo no sólo de poner orden en las tierras del Imperio, sino también de poner claridad en los códigos de conducta de los hombres.