En la imaginación de muchos, Ciudad Nezahualcóyotl no es más que una enorme comunidad surgida de la nada, compuesta por migrantes de distintas partes del país dedicados al comercio -formal e informal- que ha prosperado en forma increíble. Suele asociársele con la idea de una tierra de nadie que, no obstante, ha superado añejos problemas urbanísticos, poblacionales, hasta convertirse en uno de los municipios más pujantes de México. Pero muy pocos saben que Nezayork, MiNezota (como la llaman cariñosamente sus orgullosos pobladores) es cuna de artistas: abundan los artistas plásticos, los músicos y los escritores, entre los últimos debe recordarse a Tomás Espinosa, Emiliano Pérez Cruz, José Francisco Conde Ortega, Eduardo Villegas y Ana Luisa Calvillo, quienes se han ganado un lugar prominente en la literatura nacional. Y no son los únicos, me consta que cada día surgen nuevas camadas de autores, sobre todo jóvenes. El libro que el lector tiene en sus manos es prueba de ello. El banquete de la discordia reúne muestras del trabajo de veintinueve narradores, algunos ya experimentados y con amplia obra publicada, y otros que apenas están saliendo del cascarón para dar sus primeros pasos en el pantanoso mundo de las letras, es por eso explicable la disparidad de tonos, asuntos y cualidades: mientras algunos textos son impecables, otros muestran titubeos y aun rayan en la ingenuidad. Mas esto no es despreciable, al contrario: da cuenta de la pluralidad de intenciones que se gesta en Ciudad Nezahualcóyotl.