Parece paradójico que sea al analfabetismo, tan normal y común entre la población de la Edad Media (476-1492) al que se deba agradecer el hecho de contar, casi mil años después, con tan grandes monumentos literarios, en varias lenguas y originarios de tan diversos lugares del planeta.áEntre los siglos XI y XII, eran los juglares quienes divulgaban, al compás de algún instrumento de cuerdas, los acontecimientos más notables de sus terruños, casi siempre relacionados con proezas de magnánimos personajes o de valientes caballeros cuyas sonadas victorias les daban fama y prestigio. Los denominados cantares de gesta alcanzaron gran difusión particularmente en Francia, en donde surgió una de las primeras y quizá más famosas composiciones: La canción de Roland, escrita en alguna lengua d´oil o francés antiguo, muy probablemente a finales del siglo XI. Esta y posteriores obras son representativas del género épico, en las que puede fincarse, sin duda alguna, el origen de la narrativa contemporánea.áEn el Cantar de los nibelungos se narra las hazañas de Sigfrido, un cazador burgundio (del antiguo pueblo germánico, fundador de la actual Borgoña, en Francia) y su amor por 1a princesa Krimilda, en el centro de una apasionante historia en donde las actitudes y andanzas de personajes y seres mitológicos exponen la concepción del mundo que tenían aquello pueblos del norte desde tiempos remotos.áEste sabroso cantar de gesta conjunta gran parte de las creencias de los pueblos germánicos, en las que se funden hechos históricos y relatos mitológicos. Es una narración que por la profundidad de su contenido, la belleza de su forma y la riqueza de sus personajes se convirtió en la epopeya germana por excelencia.