El caso del Papa constituye una devastadora acusación contra el Vaticano por la forma en que ha operado un sistema legal secreto que protege a sacerdotes pederastas de todo el mundo a fin de evitarles un juicio penal. ¿El Papa es responsable desde el punto de vista moral o legal de la negligencia que ha permitido que tantos y tan terribles delitos queden sin castigo? ¿Él y la Santa Sede, el eje de su poder, deberían seguir disfrutando de una inmunidad que los coloca por encima de la ley? Geoffrey robertson, Consejero de la Reina de Inglaterra y distinguido abogado y juez en derechos humanos, manifiesta su profundo respeto por las buenas obras de la feligresía católica y de su Iglesia, pero sostiene que a menos que el Papa Benedicto XVI se despoje de los encantos de la estadidad y de la devoción al obsoleto Derecho Canónico, el Vaticano continuará siendo un poderoso enemigo para el avance de los derechos humanos.