A cada niño le cuentan que en las estrellas hay algo distinto. A algunos les dicen que las tres enfiladitas son Reyes Magos, que ciertas alineadas son una Señora Osa con su bebé, hay quien cuenta historias de navíos y otros de marcianos, Manuel Benítez Carrasco escribió que en realidad se trataba de su perro cojo que, al morir, consiguió una muleta que ´cuando anda, va haciendo agujeritos de plata´. A principios de septiembre de 2009 no tuve que inventar nada cuando mostré a mis hijos ´esa estrellota, brillante que se mueve´: les platiqué que en ella iba un hombre excepcional que me tenía admirado, que era una estrella hecha por hombres y mujeres, que se llamaba Estación Espacial Internacional. Esa noche mi hijo se vistió de astronauta. José Hernández es capaz de encargarse de la seguridad de la misión y de las computadoras abordo como ingeniero de vuelo de un transbordador espacial y, horas después, ilustrar con unos simpáticos pasos de baile frente a una cámara las peculiaridades de un ambiente sin gravedad... Puede romper las barreras humanas penetrar la atmósfera, asomarse al universo por sus propios méritos, y al mismo tiempo reafirmar su fe en que existe un plan divino, que todo ese infinito no es una casualidad y que Dios está ahí mismo...