La calumnia siempre ha sido un negocio sucio y lucrativo; puesto que destroza reputaciones, con frecuencia es utilizada para deslegitimar regímenes y derrocar gobiernos. Un ejemplo de ello fue el clima político en la Francia del siglo XVIII, cuando un grupo de panfletistas inundó el mercado literario con obras que decían exhibir el comportamiento desvergonzado de los poderosos: voraces y sediciosos, en sus opúsculos fundían el agravio con el humor y difundían las actividades secretas de los reyes y sus amantes, al igual que los amoríos de aristócratas y hombres de mundo con sirvientes, monjes y maestros de baile; estos libelos con frecuencia enlazaron, además, el escándalo con asuntos políticos y de crítica social.áCon la erudición y el ingenio que lo han convertido en uno de los historiadores más eminentes del mundo, Robert Darnton narra en El diablo en el agua bendita una historia de intrigas que parecería demasiado extravagante para ser verdad, si bien todos sus detalles pueden ser confirmados en los archivos de la policía y el servicio diplomático de Francia. Darnton revela cómo los regímenes autoritarios pueden ser vulnerables a la palabra y cómo una frase bien difundida puede impresionar a esa misteriosa fuerza conocida como opinión pública.