Edgar Allan Poe dijo: ´Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan solo de noche´. Esta conciencia es la que genera una vertiginosa fuerza de escritura de los autores de esta obra.El trabajo diverso en los géneros literarios de Arturo Accio es sorprenden-te, pero al mismo tiempo, parecido, esa voz familiar nos habla de nuevo para despertarnos ahora a una historia de miedo exótico que transcurre en lo que nos es común, la pareja, el trabajo, la escuela, en la entrampada comunión de las relaciones humanas que se va vislumbrando en una genuina obra compuesta a manera de capítulos como puertas de un laberinto que pareciera no tener forma, pero que en la mente arquitectónica del caballero negro, nos maneja, nos conduce y domina a través de la fascinación que envuelve y atrapa al lector de manera genial, y que, al avanzar, entonces se torna perfecta. Salir no es una posibilidad.He disfrutado esta lectura y agradezco a los autores, que al terminarla siguiera poseído de esta, ya que cuenta con la participación imprescindible y valiosa de una promesa hecha realidad en la escritura local y contemporánea de Guadalajara: Samuel Acosta Aroche.Pocas veces un libro es tan agudo en la narración y descriptivo que nos sumerge a esa película interior de imágenes, voces, sonidos y aromas. Ese ingenio del mundo sublime y oscuro que en esta obra vive, pareciera como si el misterio que se va acrecentando en la narrativa fuera una tormenta que va colmando el cielo sin otro fin que el de la inminente tempestad, y como relámpagos centellantes, la amada eterna que es la poesía nos dijera: El pensamiento se ha vuelto un lugar callado, una niebla silenciosa que aquieta las emociones que en breves toques nos regala como notas graves de un piano discreto entre líneas.