MARIA FERNANDA JASSO HERNANDEZ
Así pues, siguió a la princesa de ojos tristes hasta el Palacio de Cristal. Caminó sigilosamente hasta subir las escaleras para llegar a la cumbre, donde se encontraba Artemis, y se ocultó tras un muro. Había sido fácil llegar tan lejos, demasiado. No había amenaza alguna más que el silencio y las sombras. Sin embargo, hubo algo que llenó de luz y calor la escena. Era el Guerrero de Fuego. Entonces, él y Artemis se fundieron en un abrazo. Hubo un suspiro y después el chasquido de un beso febril que unió a ambos mundos para convertirse en uno solo.Pero nada fue así.