Estos cuentos tienen un fuerte e inevitable sabor autobiográfico, hilvanados de tal modo que pueden leerse como una novela. El autor mezcla desenfrenadamente amor, sexo, odio, sueños, pasiones, realidad, frustraciones y un largo etcétera. Aquí están los sentimientos y contradicciones de un hombre de cincuenta años que se enfrenta al hecho cotidiano de vivir y lo convierte en un ejercicio acrobático en el límite. Siempre al borde del abismo. Es el arte de sobrevivir en la última frontera posible. Como ha hecho en sus libros anteriores, Pedro Juan Gutiérrez > nos ofrece en estos relatos una trama amena, lúcida, juguetona y, al mismo tiempo, trágica y profunda, insertada en el tiempo caótico y vertiginoso que le ha tocado vivir. Por debajo de cada cuento presentimos un mundo subterráneo, que el autor apenas nos insinúa, para inquietarnos más aún. Escritos con mano maestra, el lector nunca puede adivinar las costuras entre ficción y realidad. Con la pasión y entrega emocional que caracterizan su obra, sin hacer concesiones a nada ni a nadie, este libro prolonga la saga habanera que el autor comenzó en 1998 con Trilogía sucia de La Habana y continuó con sus novelas El Rey de La Habana y Animal tropical. Enrique Tomás > escribió en Quimera: ?Se ha convertido en el cronista de la realidad más cruda del país caribeño... Pedro Juan Gutiérrez > no necesita imitar a Henry Miller ni a Bukowski. Como los mejores autores de la picaresca, se nutre de sí mismo, de su experiencia y de su desengaño vital.?