Si el circo es un lugar de fantasía, el del señor Shtrum era el mejor de todos. Tenía un fortachón capaz de tumbar al más bravo de los hombres; a una trapecista que parecía exenta de la fuerza de gravedad y, acaso lo mejor, una bestia descomunal que nunca se había visto en estas tierras. El elefante pudo haber salvado de la ruina a un cirquero y sus artistas, pero el señor Shtrum no contaba con que había llegado a un país en el que no podía salvarse nadie.
Al México de Antonio López de Santa Anna ha llegado el circo del señor Shtrum con una magnífica atracción: el primer elefante que jamás se haya visto en México. La primera función es todo un éxito, tanto que Su Alteza Serenísima manda llamar al señor Shtrum a su hacienda para que el circo se presente en una función privada, sólo para el presidente y sus allegados. Lo que nadie imagina es que esa noche se desatará la revolución de Ayutla y la vida no volvería a ser la misma para ninguno de aquellos personajes.
