El 24 de julio de 1981 fue brutalmente asesinado Miguel Caxlán, líder de la iglesia evangélica tzotzil, formada por los expulsados por motivo de su fe religiosa de la comunidad de San Juan Chamula, Chiapas. ´El caso del líder chamula protestante desde un principio fue, para mi la constatación de dos facetas poco estudiadas por los científicos sociales de nuestro país. Esos dos rostros son, por un lado la historia de la intolerancia al cambio religioso en algunas comunidades tradicionales de México y su caudal de persecuciones. Por el otro, es la comprobación de la persistencia por parte de los perseguidos y los mecanismos de defensa construidos para resistir los vendavales. (...) La lid de los indios e indias protestantes en favor de su derecho a elegir y reproducir su nueva identidad, distinta a la tradicional, tiene que ser vista como parte de las movilizaciones de los pueblos originarios contra quienes buscan petrificarlos en una historia imaginaria, pero que tiene escasos asideros en la realidad histórica. C..) La gesta de Miguel Caxlán y sus seguidores, la continuada respuesta estigmatizadora de sus adversarios y la violencia que desataron, así como la inacción de las autoridades de los distintos niveles de gobierno que dejaron de cumplir su deber de salvaguardar los derechos de los indígenas protestantes, coincidieron para forjar acontecimientos que deben ser conocidos mas allá del circulo en que continúan transmitiéndose oralmente´
