A través de una ficción dialogada un auténtico diálogo filosófico, la psicoanalista Marie Balmary recrea su encuentro y amistad con el monje Marc-François, hermano de Jaques Lacran. En este intercambio, Balmary explora las relaciones entre religión y psicoanálisis buscando no tanto lo que cura, sino lo que salva. Una conversación donde un dios que pide sacrificios se confronta a un dios de la palabra que apela al ser humano a expresar un yo profundo. Un coloquio que oscila entre el agnosticismo y la creencia, entre el judaísmo y el cristianismo, entre la experiencia interreligiosa y el mantenimiento de las identidades.